La verdadera historia del MAGO MERLIN III ( Ritual mágico)
Ritual de limpieza
Se dirigía hacia allí caminando con recogimiento, con la cabeza cubierta con un velo blanco y con un cuenco de madera entre las palmas de sus manos, repleto de pétalos blancos de las flores, que había recogido por la tarde del día anterior y que dejaba a la intemperie durante toda la noche para que absorbieran el roció del alba.
Al llegar al torrente apoyaba primero la rodilla derecha, después a su lado colocaba la izquierda, y manteniéndolas unidas, se situaba lo mas cerca posible del agua junto a la orilla, inclinaba su cuerpo con suavidad, como el tallo de una flor hacia adelante para ver el reflejo de su rostro en el torrente.
Con una mano apoyaba el cuenco sobre la yerba, la cual le acariciaba al sentir su frescor y con la otra dibujaba un círculo en el suelo, en la dirección de las agujas del reloj, como así se había establecido desde hacia muchos siglos atrás, quedando ella protegida en su interior. Entonces extendiendo las manos, se los llenaba de agua del riachuelo y se lavaba la cara renovando su conexión con la naturaleza, cogía de nuevo el cuenco con delicadeza para meterlo dentro del agua que corría libre y desnuda, lo llenaba hasta rebosar y mirando a su alrededor decía: -"yo te conjuro circulo sagrado para que marques los límites entre el mundo terrestre y el mundo de los espíritus y pongas un guardián y protector para que nada ni nadie que no haya sido llamado, al mundo de lo pueda dañar lo sagrado, por lo que yo te bendigo y te imploro para que solo entren las fuerzas del bien, invocadas" y de nuevo repetía, yo te glorifico, y sacando fuera el cuenco, lleno de agua, con cuidado para que no se le derramara, extendía los brazos y lo alzaba al aire, a la altura de sus ojos, frente a su cara, con tanta emoción que sus ojos se les transfiguraban, y proyectando su voz clara y con tono firme invocaba a Morgana la Diosa del Agua y de la Magia.
Le daba las gracias por sus bendiciones, y sin despegar apenas los labios siseaba una plegaria : "oh agua bendita de gracia y de vida eterna, deshaz las sombras de la noche que ya ha transcurrido, y diluye con el poder que te otorga el espíritu del creador, todo resto de impureza de mi mente y purifica mi alma, y como muestra de agradecimiento por tus mercedes, que me permiten recibir los dones de mi padre el sol, decía mientras miraba al sol que se dejaba ver su tenues rayos de luz entre el follaje de las ramas, y de mi madre la luna, consagro mi vida a tu causa. Lléname de tu sabiduría para avanzar en en el aprendizaje del conocimiento de la Magia del hechizo para el bien de la humanidad" y cerrando los ojos se levantaba y volvía llena de satisfacción a su refugio para comenzar el día.
II
Durante la mañana después de desayunar y limpiar su refugio, ocupaba gran parte de su tiempo en instruirse, muchas veces se sentaba delante del árbol y con las piernas cruzadas y con las manos sobre sus rodillas, entonaba plegarias que yo apenas conseguía oír y menos comprender, las murmuraba como un soniquete repetitivo, formado por fonemas, palabras, y a veces largas frases que parecían que tuvieran algún poder espiritual o psicológico, y cuya misión era transportarla a un estado de paz y calma, donde las enseñanzas religiosas desarrollaban una sabiduría oculta, dentro de su mente y su espíritu y con el refuerzo del repiqueo o canto monótono, que memorizaba una y otra vez, sin necesidad de soporte, o pergamino alguno, como si se las hubieran grabado desde muy pequeñita, se diría desde que era un embrión en el vientre de su madre. .
Una madre que por
alguna razón que algún día me sería revelada, decidió separarse de su hija y
dejarla al cuidado de la naturaleza, o eso creía yo. .
Continuará
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